Aranceles; Trump. Ya tenemos nuestro chivo espiatorio, nuestro culpable sobre el que verter todos nuestros males económicos, nuestro desastre empresarial, nuestro hundimiento en ingresos y ventas. El anuncio del presidente estadounidense será otra ostia durísima para unas arcas, las de nuestras bodegas, siempre llenas de telarañas. Metimos tantos huevos en la cesta americana, que ahora nos ahogamos en nuestros propios vinos, desesperados por buscar mercados inexistentes.
El mercado se está redifiniendo; las regals del juego están cambiando de manera drástica. ¿Sabremos adaptarnos? ¿Tendremos la imaginación suficiente para seguir remando? ¿Los ovarios necesarios para seguir en la lucha, seguir resistiendo? Sabemos cómo lo harán las bodegas de la industria, los productores de millones de litros de eso que llaman vino y que es puro veneno: de nuevo la sopa boba; vendrá papa Estado y les llenará el bolsillo con los billetes necesarios para compensar lo que no son capaces de conseguir de manera honesta. La misma historia de siempre, ayudas, ayudas y más ayudas. Pero para los microproyectos, para las vehemencias vitales, para las locuras apasionadas, no hay recursos, no hay parné, no existe el maná divino.
Lucha y Resistencia… Muerte y desesperación.